Después de casi tres décadas de ser la cara femenina más emblemática de los espectáculos en Univision, Lili Estefan ya comienza a trazar el mapa de lo que será su vida más allá de los estudios de televisión. Aunque el programa sigue siendo su hogar y una “bendición” diaria, la presentadora cubana tiene metas muy claras que trascienden el formato que la hizo famosa. Su visión de futuro no es un retiro convencional, sino una evolución hacia plataformas más íntimas y reflexivas donde pueda capitalizar toda la sabiduría acumulada en estos 27 años de carrera ininterrumpida.
Uno de sus planes más ambiciosos es incursionar formalmente en el mundo de las conferencias y los podcasts. Estefan desea alejarse de la noticia de último minuto para enfocarse en compartir su vasto aprendizaje de vida. Habiendo superado retos personales muy públicos, como su mediático divorcio, siente que tiene una responsabilidad de “dar de vuelta” ese conocimiento a su audiencia.
Esta transición le permitiría conectar con el público desde una vulnerabilidad y profundidad que el ritmo frenético de un show diario de espectáculos a veces limita. Asimismo, su hija Lina Luaces ocupa un lugar central en sus aspiraciones. Lili sueña con realizar proyectos conjuntos, aprovechando la frescura de la joven influencer y modelo, pero siempre bajo la premisa de que sea Lina quien tome las riendas de su propio camino.
Esta colaboración madre-hija representaría un relevo generacional y una nueva faceta creativa para Lili. En definitiva, su futuro no apunta al silencio, sino a una comunicación más pausada y humana, enfocada en la mentoría y en fortalecer los vínculos familiares, manteniendo siempre un pie en los medios, pero bajo sus propias reglas y tiempos.